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01 de Diciembre, 2024 |
#CJNG #BuevaZelanda
(Milenio). A simple vista, Tangaroa Demant era un pescador cuya vida transcurría con tranquilidad sobre las aguas del norte de Nueva Zelanda, la isla vecina de Australia. En esa región moderna y sin aparente criminalidad, dentro de su bote ´Buenos Tiempos´ disfrutaba de sus mejores años. O, al menos, eso era lo que contaba.
Porque debajo de esa personalidad desapegada de lo material, se escondía la de un traficante que iba a robarle un cargamento de drogas a un sanguinario cártel mexicano. Una misión suicida.
En una mala inversión, Demant había perdido un millón de dólares, su negocio, cuatro casas y hasta su matrimonio. En esa casa flotante en la que había convertido su bote, Demant utilizaba una central de dispositivos con los que mantenía conversaciones encriptadas con proveedores de drogas sintéticas en todo el mundo. Con uno en particular le gustaba hacer negocios: un mexicano radicado en Nueva Zelanda, Ángel Gabriel Gavito Alvarado, quien presumía tener contactos sucios a más de 18 mil kilómetros de distancia.
Ambos se conocían desde diciembre de 2020, cuando Demant y su socio Waitai buscaban un cargamento mediano de narcóticos. Conocidos le presentaron al mexicano. Este se identificó como un distribuidor confiable con brazos que llegaban hasta el otro lado del mundo. Les prometió la mejor droga del mundo. Para probar su calidad, se apuraron a enviar un paquete liviano con cocaína, desde México hasta Nueva Zelanda.
En la víspera de Año Nuevo, la droga arribó a los mares de Oceanía y la calidad del polvo blanco agradó tanto a los neozelandeses acordaron que pagarían por el producto en unas dos semanas. Algo extraño en los negocios de la droga.
Como si se tratara de un episodio de ?Breaking Bad?, Demant citó al mexicano Gavito el 14 de enero de 2021 en un ?McDonald?s?, en la Isla Norte de Nueva Zelanda, para concretar la transacción. Ahí, con la discreta entrega de un sobre con dinero y un apretón de manos, Demant probó ser un puntual pagador y Gavito demostró su eficiencia como proveedor. Así se selló la sociedad entre ambos narcotraficantes.
?Al día siguiente, 15 de enero, Gavito depositó 20 mil 600 dólares neozelandeses ?casi un cuarto de millón de pesos mexicanos? a una cuenta personal en un banco local, el Westpac New Zealand. Y cinco días más tarde, transfirió 19 mil 676 dólares neozelandeses a un banco mexicano. El flujo de los billetes terminó cuando alguien en la colonia Real Vallarta, en Zapopan, Jalisco, retiró la cantidad.
Así fue como la Policía Nacional de Nueva Zelanda, que seguía los pasos de Demant desde septiembre de 2020 y tenía intervenidos sus teléfonos, se dio cuenta de que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) estaba más afianzado en su país de lo que creían.
No era cualquier grupo criminal. De acuerdo con la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), junto con el de Sinaloa, es el cártel con mayor presencia en el mundo con más de 45 mil representantes en más de 100 países, una expansión criminal jamás lograda.
Un documento judicial CRI 2021-070-1570, en poder de DOMINGA, da cuenta de cómo ese falso pescador con fachada hippie era socio de un representante del Cártel Jalisco Nueva Generación. Y estaba por intentar un movimiento tan osado como suicida: robar al narco mexicano una carga de cientos de kilos de cocaína.
Nota original