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20 de Marzo, 2024 |
#Mexico #ElecciónPresidencial
Por Pascal Beltrán del Río
(Excelsior) ¿Qué tuvieron en común las candidaturas presidenciales de Vicente Fox en 2000, Felipe Calderón, 2006; Enrique Peña Nieto, 2012, y Andrés Manuel López Obrador en 2018?
Que entre los estados que ganaron en su respectiva elección, estuvieron los mismos diez: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Chihuahua, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán. De 2000 a la fecha, nadie ha podido llevarse la Presidencia de la República sin obtener el triunfo en esa lista de diez estados.
La historia muestra que puede ganarse, en una misma elección, la Ciudad de México, el Estado de México y Veracruz, tres de las cuatro entidades con el mayor número de votantes, y, aun así, perder el cargo. Eso le pasó a Andrés Manuel López Obrador en 2006. También puede ganarse la capital del país y Puebla, y perder la Presidencia, como le pasó al propio López Obrador en 2012. O se puede ganar Nuevo León y Veracruz y quedar en tercer lugar en la contienda, como le sucedió a la panista Josefina Vázquez Mota en esa misma elección.
Algo tiene la ciudadanía de esas diez entidades mencionadas –que concentran 23.07% de los votantes que están convocados a las urnas el 2 de junio– que siempre vota mayoritariamente por quien al final gana la elección presidencial. Son estados donde más de la mitad de los electores puede cambiar de afinidad política de una elección a otra, pues ya votó por el PAN (dos veces), por el PRI y por Morena.
Además de esos diez estados, hay una lista de 11 municipios urbanos, cuyo listado nominal va de los 158 mil a los 713 mil ciudadanos, que también respaldan siempre al ganador.
Ocho de esas demarcaciones están en el Estado de México: Naucalpan, Tlalnepantla, Toluca, Atizapán de Zaragoza, Cuautitlán Izcalli, Tecámac, Huixquilucan y Metepec. Las otras tres son Poza Rica, Veracruz; Torreón, Coahuila, y Campeche capital.
En 2006, el Estado de México votó mayoritariamente por López Obrador –incluyendo los municipios muy poblados de Ecatepec y Nezahuacóyotl–, pero Felipe Calderón ganó en las ocho demarcaciones mexiquenses mencionadas arriba. En 2012, Josefina Vázquez Mota ganó el estado de Veracruz, y AMLO el puerto jarocho, pero Poza Rica fue para Peña Nieto, como lo fue para Calderón en 2006 y para Fox en 2000.
¿Por qué ocurre eso? Quizá habría que hacer un estudio sociológico para entenderlo, pero lo innegable es que los candidatos presidenciales que conectan con esas poblaciones ganan los comicios. Además, se trata de municipios que suelen tener una participación más alta que la media nacional.
La importancia de esos diez estados y 11 municipios –que otorgan un mayor porcentaje de votos al ganador de la contienda presidencial que en otros, donde los sufragios se reparten de manera más pareja– quizá no se notó tanto en 2018 porque López Obrador ganó 31 de las 32 entidades (sólo perdió Guanajuato). Sin embargo, en una competencia más pareja, con dos candidaturas dominantes, podría volver a ser decisivo quién gana allí.
Puede llegarse a pensar que es relevante qué partidos gobiernan los diez estados en cuestión, al momento de los comicios presidenciales, para determinar qué candidato ganará allí. Sin embargo, en 2018 López Obrador ganó los diez sin que Morena fuera gobierno en uno solo de ellos. Y, de hecho, sólo dos de esos diez estados tuvieron elección de gobernador concurrente con las federales de ese año –Jalisco y Yucatán– y en ambos casos Morena perdió la contienda local.
Esa vez, hubo 600 mil jaliscienses y 225 mil yucatecos que votaron por López Obrador, dándole el triunfo en su respectivo estado, pero, al mismo tiempo, no lo hicieron por el candidato de Morena a la gubernatura.
Así que hay algo de indescifrable en la manera en que aguascalentenses, bajacalifornianos, colimenses, coahuilenses, chihuahuenses, jaliscienses, queretanos, potosinos, sonorenses y yucatecos votan en las elecciones presidenciales. Lo que sí, es que, hasta ahora, han tenido –igual que los habitantes de los 11 municipios mencionados– el tino de pegarle al ganador de los comicios.
Nota original